Wednesday, April 27, 2011

Sol de Esperanza

Moisés Viretti. Hablar de la pasada Semana Santa, es como si habláramos de la carrera de meteorología, como si de un estudio o curso intensivo sobre las predicciones a lo largo de una semana se tratase, como examen final de la citada carrera. Debemos de admitir, que los meteorólogos no se equivocaron esta vez y aunque las treguas sean cortas, la lluvia acaba traicionando la fe de nuestros sentimientos, dejando constancia de que la mente humana obtiene un porcentaje alto, a la hora de tomar una buena decisión, y sobre todo mas acertada que la que nos dicta nuestro corazón.

He de decir, que esta ultima frase hace reflexionar como cristiano, ¿ por que?, fácil es dejarse llevar por una decisión ( en el que al sentimiento se refiere ) en el que cientos de hermanos y publico impaciente se ve involucrado, pero, ¿ se piensa con el corazón cuando nos piden caridad?, ¿se piensa con el corazón cuando se oficia una misa de Hermandad?, ¿se piensa con el corazón que a lo largo de todo un año, las Casas de Hermandad permanecen abiertas para el uso y disfrute de los hermanos?...algunos si, y otros no, es la pura verdad.

De ‘’nefasta’’ podríamos considerar la pasada Semana Santa, que en la misma, existieron paréntesis de gloria como un Domingo de Ramos fresco de primavera, un Lunes Santo con preludios a una Semana Mayor de los años 30 y un fatídico Martes Santo que anunciaba a viva voz, que la lluvia podría comerse el resto de la semana.

Como bien sabréis, el Miércoles Santo siempre ha tenido fama de ser un día ‘’intocable’’ para cuando se nos han presentado años de inestabilidad meteorológica, aunque en años anteriores, mas de un Miércoles Santo ha amanecido con sol y cielo radiante de calor, en el que a continuación se ha visto envuelto en aguas que se han alargado a lo largo de la tarde noche, aun así, este año, no ha sido el caso.

El resto de la semana, bien no citarlo, que hasta los mismísimos compañeros de ‘’El llamador’’, no tenían parrilla que comentar, y aunque Dios hecho carne saliera glorificado el Domingo de Resurrección, el barrio de El Plantinar se vestía de gala y ruan verde para decirle a Sevilla que su nombre traería suerte a la cofradía que por campana aun tenía que pasar. No se pudo con la naturaleza, pero llegaron a la Santa Madre Iglesia Catedral y Sevilla lo esperaba ansiosa al atardecer, por que en ellos se veía la única de un Sábado Santo triste que volviendo la gloria a la Madre de Dios esta se reflejaba en su ráfaga de amor y dolor.

Cofradía de larga distancia, pero con un mismo son de hermanos músicos en devoción, que en sus mentes y corazones bailan y desfilan al mismo compás, como la luna gira alrededor de la tierra, sus hermanos hacen acto de penitencia en un clamor a los cielos, para que entre por sus ventanas el Sol de Esperanza…

‘’A Javier Parrado’’




































1 comment:

Anonymous said...

bonito reportaje,y articulo felicidades.